Vida afectiva: Perdida de interés, tristeza intensa, nerviosismo o mal humor. Sentir que tienes que consumir la droga con frecuencia, diariamente o varias veces al día.
Cuerpo: Fatiga intensa, hablar rápido o decir cosas sin sentido, falta de energía y de motivación, perdida o aumento de peso u ojos rojos.
Sueño: Dormir en horas inusuales.
Mecanismos corporales: Tener una necesidad tan intensa de consumir la droga que no puedes pensar en otra cosa.
Conducta: Permanecer mucho tiempo a solas, desaliño, faltar a eventos importantes, problemas en el trabajo, comer mucho o menos de lo usual, no cumplir con obligaciones y responsabilidades.
Las adicciones pueden derivar en problemas graves para la salud física y mental del paciente. Es importante detectarlas en un estado precoz para conseguir un diagnóstico y tratamiento efectivo. Por este motivo, es muy importante la colaboración de amigos y familiares, tanto en la detección, como en el tratamiento y seguimiento.
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