Cuando algo nos hace sufrir, cuando tenemos miedo o estamos afligidos, y vemos una luz en la oscuridad, no nos sentimos tan solos. Pensemos en esa luz como en el resplandor del amor de alguien, que nos da calor y nos consuela. Cada persona lleva dentro de sí la luz de su amor. Podemos dejar resplandecer nuestra luz, para que así nos consuele y sea también un consuelo para los demás. Todos conocemos a alguien que ya no está en este mundo. Veamos ahora cómo resplandece su luz y dejemos que su luz y su amor nos rodeen y nos consuelen. Cada uno de nosotros tiene una infinita provisión de amor para dar. Cuanto más damos, más tenemos para dar. Sí, a veces sentir hace daño, pero gracias a Dios que podemos sentir. Dejemos que el amor irradie de nuestros corazones; ello nos consolará y nos dará paz. Y así es.
- Libro Pensamientos del corazón por Louise L. Hay.
Comentarios